Del 11 al 13 de julio 2025 se celebró en Caleruega el 53 encuentro de Familia Dominicana. El lema fue: «Familia Dominicana peregrinando con Esperanza”.
El encuentro tuvo lugar en la Casa de Espiritualidad con: frailes, monjas contemplativas, hermanas de vida apostólica, laicos, algún miembro de la fraternidad sacerdotal y jóvenes de toda España. Una familia diversa, pero unida por un mismo Espíritu, por un mismo carisma que es el de la predicación.
Nuestro encuentro se inició en el pozo de Santo Domingo, un lugar lleno de significado: Para nosotros es la cuna del santo, símbolo de profundidad, de fecundidad, y fuente inagotable. Bebimos juntos el agua viva. Fue un momento íntimo, deseado, hondo, fecundo y lleno de esperanza.
Alrededor del pozo, cada rama de la Familia Dominicana fue depositando una vela encendida, signo de unidad en la diversidad. Cada llama encendida simbolizaba una voz que anuncia, una vida que se entrega, una luz que camina. El carisma de Santo Domingo se hacía palpable: peregrino, predicador, hermano.
Nuestro encuentro se inició en el pozo de Santo Domingo, un lugar lleno de significado: Para nosotros es la cuna del santo, símbolo de profundidad, de fecundidad, y fuente inagotable. Bebimos juntos el agua viva. Fue un momento íntimo, deseado, hondo, fecundo y lleno de esperanza.
Alrededor del pozo, cada rama de la Familia Dominicana fue depositando una vela encendida, signo de unidad en la diversidad. Cada llama encendida simbolizaba una voz que anuncia, una vida que se entrega, una luz que camina. El carisma de Santo Domingo se hacía palpable: peregrino, predicador, hermano.
Uno de los temas compartido fue: la esperanza descalza se hace camino. La primera conferencia, titulada “¿Dónde fundamentamos nuestra esperanza?”, la ofreció Dña. Dolores López, quien presentó una visión profundamente espiritual: la esperanza descalza. Habló de una esperanza que no se apoya en nuestras seguridades, sino en la promesa de un Dios que camina con nosotros. Una esperanza desarmada, pobre, vulnerable... pero auténtica, firme, grabada en el cuerpo por el Espíritu. Una esperanza que no se avergüenza de llorar, que camina a la intemperie, que se arraiga en las bienaventuranzas y se sostiene, precisamente, en su desnudez.
La hna. Arantxa Sanz, de las Dominicas de la Enseñanza, nos ofreció la segunda conferencia: “Caminos para sostener la esperanza hoy”. Invitó a descubrir los lugares donde es necesario sostener la esperanza: en uno mismo, en los otros, en nuestros entornos, y en el mundo herido. Expresó con claridad que la esperanza es un bien comunitario, un regalo que debemos cuidar. Habló de caminos concretos: fundamentar la vida en Dios, cultivar la interioridad, mantener una actitud positiva, tener una mirada apreciativa y vivir como peregrinos. Porque la esperanza, dijo con firmeza, no defrauda.
Las Vísperas las rezamos en el convento de las monjas, fue un momento de oración, silencio y comunión que dejó una huella profunda.
Las Vísperas las rezamos en el convento de las monjas, fue un momento de oración, silencio y comunión que dejó una huella profunda.
Fray Miguel Ángel Gullón compartió sus experiencias de sembrar esperanza en un sufrimiento tan grande en República dominicana donde está y desde su misión”. Al final la Eucaristía de Clausura la tuvimos con personas del pueblo, un verdadero acto de comunión, haciendo visible que la esperanza no se guarda, sino que se expande y se comparte. No es un sentimiento pasajero sino una forma de caminar, una actitud del alma, un carisma que une a toda la Familia en su misión de predicador de la Buena Noticia.
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