El Sagrado Corazón de Jesús nos invita a la misión, a salir de nuestra comodidad.
«Aquí estoy, mándame»
(Is 6,8)". Jesús
La llamada a la misión es una invitación
a salir de nosotros mismos por amor a Dios y al prójimo. Es un don de Dios
que nos mueve a entregarnos a los demás con alegría y entusiasmo allí donde
estén.
«Vayan e inviten a todos al banquete» (Mt
22,9),
La misión es un incansable ir hacia
toda la humanidad para invitarla al encuentro y a la comunión con Dios.
Invitarlos al banquete del Cordero con su Iglesia en la Eucaristía.
“No
me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os
he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca;
de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.” (Juan
15,16)
Y nos eligió con un fin específico, un
propósito único, cada uno de nosotros tenemos una misión única y
diferenciada, al igual como eligió a Pablo de Tarso con un propósito
definido.
“El Señor le dijo : "Anda, que éste es un
instrumento que he elegido yo para llevar mi nombre a los paganos, a los reyes
y a los israelitas.” (Hechos 9,15)
Acoger la misión maravillosa que Dios
tiene sobre nosotros en su plan de salvación, es atender a su voluntad y
ello nos abre las puertas del Cielo