3 sept 2016

Ceuta: la misión de la Iglesia es sembrar

Este verano, por cuarto año, he participado en el Campo de trabajo que Rolando Ruíz, Javeriano, y Manoli García, fmm, organizan en Ceuta; ofreciendo a un grupo de jóvenes  una experiencia que reposa en tres pilares:
1. Relación con inmigrantes subsaharianos residentes en el CETI (centro de estancia temporal de inmigrantes).
2. Formación y contacto con la diversidad religiosa existente en Ceuta, y
3. Fe; elaborando y compartiendo nuestro propio proceso.
Este año éramos 14, dividíamos el tiempo de la mañana en tres talleres para inmigrantes: español, manualidades e informática, pero lo principal era perder el miedo a la diferencia, convivir, jugar, hacer amistad. Las chicas jugaron un partido de futbol con las nuestras, (perdimos) y varios días, tres de nosotras, subimos al CETI a hacer a las chicas la manicura. Formas de relación sin más pretensión que la cercanía y la amistad.
Ceuta es un lugar privilegiado para encontrar creyentes de otras religiones: musulmanes, hindúes, judíos; el campo incluye presentaciones documentadas sobre las mismas y visita a sus lugares de culto, así como la participación en eventos de la vida civil y eclesial de la ciudad y dos días de visita a Tetuán: inmersión en un país musulmán y contacto con la iglesia local y su labor.
Son 15 días intensos, complementados con películas, largas sobremesas en las que nos abrimos unos a otros y tiempo de oración. Hasta ahí, todo según el programa, pero… este año dos novedades han venido a añadirse e intensificar, si se puede hablar así, nuestro campo. Una ha sido la presencia entre nosotros de una joven catecúmena (36 años). Llena de vida, de gracia natural y sobrenatural, estrenando liberación y experimentado, según sus palabras, “el ciento por uno que Dios da a los que lo dejan todo por él” Nos ha alegrado y cuestionado no poco.
La otra, la visita, no programada, a la “Biblioteca universitaria y Centro Cultural Padre Lerchundi” del Martil (Marruecos) a 12 Km. de Tetuán. Acudimos a su invitación.
¿Qué encontramos allí de extraordinario? Hombres y mujeres de distinta nacionalidad, raza, religión, condición social, trabajando juntos, aportando cada uno su especificidad, su don, reconocido y celebrado por todos los demás, cada uno admirando la biografía del otro, nadie aparecía como más que otro, cada uno tenía su sitio, su punto de vista ampliaba la visión de todos. Lo que más me llamó la atención fue que todo esto parecía una forma de vivir, siempre trabajando, dialogando, reconociendo al otro, humildemente. Esto se me parecía a evangelio muchísimo.
Los proyectos en los que estaban son de lo más variado. Desde la implantación en el Sahara del cultivo del olivo de manera sostenible, hasta el estudio de la influencia sefardí en la cultura del Magreb. Es un grupo con “pensamiento” les había de bastante talla intelectual, su fuerte son los Foros en los que se tratan temas de actualidad desde los distintos ángulos en que son posible percibirlos, para encontrar respuestas desde los diferentes asociacionismos o compromisos.
Hacer del diálogo y del encuentro entre culturas un trabajo de humanización y paz, me pareció en ellos real.
¡Y lo que es más fuerte! Todos tenían en la boca al Padre Lerchundi, ofm, nacido en Orio en 1836 y que en 30 años de estancia en Marruecos desarrolló una ingente labor social, educativa, caritativa y lingüística. Tanto es así que se le considera el español más influyente en el Marruecos del siglo IXX.
Deciros, además, que la comunidad fmm de Martil está pegada a esta sede. Yo sé que nuestra hermana Esther Arrieta ha trabajado muy activamente en la recuperación de la biblioteca, de gran valor, y que mucho se les habrá pegado del talante de este hermano.
Al final de aquel día, cuando por la noche compartíamos las impresiones de de la visita, uno de los jóvenes dijo:”me doy cuenta de que la iglesia, allí donde va, planta su semilla. Cuando parece que no es tiempo de fruto, como ahora, cuando disminuyen notablemente los cristianos en el Magreb, se contemplan rebrotes que evocan el Reino, con otras formas, con otros elementos como protagonistas, pero anunciadores, sin saberlo, de la acción evangelizadora de la Iglesia”.
Gracias al Padre Lerchundi, gracias a las fmm en el Magreb. Gracias a Rolando y a Manoli, gracias a Dios, que en nosotros y a nuestro alrededor, siembra y siembra y siembra, su Reino.
Hna. María Luisa Gutiérrez fmm
Burgos

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