Animación Misionera
en la Diócesis de Canarias: Misioneros de Esperanza entre los Pueblos.
Un mes de gracia y
misión compartida Durante el mes misionero de octubre de este año, he tenido la
gracia de realizar la animación. Misionera en la Diócesis de Canarias, cuya
jornada del DOMUND celebramos el pasado 19 de octubre, bajo el lema: “Misioneros
de esperanza entre los pueblos”.
Del 9 al 27 de octubre, realicé esta animación
en las tres islas que forman parte de la diócesis: Gran Canaria, Fuerteventura
y Lanzarote. La mayor parte del tiempo estuve en Gran Canaria; luego pasé un
día en Fuerteventura y concluí los cuatro últimos días en Lanzarote.
Una programación rica en encuentros y testimonios
Seguí el programa
de animación preparado por la Delegación de Misiones de la Diócesis, que con
tanta entrega y dedicación había organizado las distintas actividades.
A lo largo de estas semanas, pude compartir el
testimonio misionero en varios colegios e institutos (tanto públicos como
concertados), tener encuentros con grupos de catequesis en las parroquias,
charlas con jóvenes, vigilias de oración por las misiones, y también reuniones
con profesores de religión en las tres islas.
Además, compartí momentos con los seminaristas
de la diócesis, ofrecí testimonios durante las celebraciones eucarísticas en
las parroquias y participé en entrevistas en radios locales.
Dios sigue actuando
en el corazón de su pueblo.
Han sido momentos llenos de gracia y de don de
Dios, en los que se ha hecho visible la presencia viva del Espíritu Santo —protagonista
de la misión — que anima, fortalece y mantiene viva la fe de nuestras
comunidades.
En cada encuentro se vivió la alegría del
Evangelio, se compartió la riqueza de la misión ad gentes y se despertó en
muchos corazones la pasión de ser misioneros de esperanza, allí donde Dios los
llame.
He podido ver cómo Dios sigue actuando en el corazón de tantas personas comprometidas,
generosas y dispuestas a vivir su fe con alegría y entrega. Una acogida fraterna y llena de compromiso.
Uno de los aspectos que más me ha tocado el corazón ha sido la acogida
profunda que he recibido. En primer lugar, por parte de los hermanos de la
Delegación de Misiones, que con gran compromiso y dedicación hicieron
posible toda la animación. Ellos prepararon todo con antelación y me acompañaron en los
desplazamientos a los distintos lugares donde debía compartir mi testimonio.
Además, he sentido profundamente el
entusiasmo y la cercanía de la gente: los profesores y alumnos de los colegios
participaron con atención, curiosidad y alegría; los párrocos me acogieron con
generosidad, abriéndome las puertas de sus comunidades; y en cada encuentro
pude percibir el deseo sincero de escuchar, dialogar y dejarse tocar por el
mensaje misionero.
Regreso con un corazón lleno de alegría y esperanza
Ahora, al concluir esta experiencia en la Diócesis de Canarias, regreso con
el corazón lleno de alegría y esperanza. Alegría por todo lo vivido y
compartido; esperanza, porque confío en que los frutos de estos encuentros
seguirán dando vida y harán crecer el Reino de Dios en los corazones de todos
aquellos con quienes me he encontrado.
Agradezco profundamente a Dios y a todos los que han hecho posible esta
misión: a los miembros de la Delegación de Misiones, al Seminario Mayor de la
Diócesis de Canarias, que me acogió en su comunidad durante estas semanas de
animación; así como a los párrocos, profesores, jóvenes y familias que me
recibieron con tanto cariño y generosidad.
Sigamos caminando juntos como misioneros de esperanza entre los pueblos,
testigos de un Dios que sigue llamando, enviando y obrando maravillas en medio
de su pueblo.
Robertus, sx, Misionero javeriano
